Levine

Thursday, October 26, 2006

Una afición atípica


Tiro Libre
Gregorio Jácome Moreno

En el "Materialismo histérico" Xavier Velasco divide a las aficiones deportivas en dos. Unos son los que creen que todo marcha bien cuando su equipo va arriba en la tabla de clasificación, no les importa que estén jugando un futbol soso y conformista. Hay otros, en cambio, que se desentienden de los resultados, clasificaciones y estadísticas y aprecian el deporte en sí: el buen trato del balón del equipo, una buena atajada, una buena triangulación, en sintésis, lo que los brasileños llamarían "jogo bonito".

Hay una tercera afición ajena a estas dos que se le escapa al también autor de "Diablo Guardián". Se visten de azul y amarillo, se congregan cada quince días en el Univeristario de Nuevo León, cuando entran en extásis su estadio parece un volcán en erupción. El sábado anterior al ver un mediocre 0 – 0 Tigres vs Guadalajara, me quedo más que claro: los seguidores de Tigres constituyen una afición atípica.

Y es que siempre están ahí, apoyando con todo a los Tigres. Cualquier otra clase de afición ya los habría abandonado, esas que solo se aparecen en los estadios cuando el equipo marcha bien. A los Tigres el Toluca les metió 7, 5 el Pachuca, el Atlante 2. Despideron a Trejo como entrenador y trajeron a Carrillo, en su debut perdió 0-2 con Cruz Azul y el tiro de gracia fue hace un par de semanas cuando perdieron el clásico contra Rayados.

De que material esta hecho esta aficón que soportan estoicos semejantes humillaciones. Si un partido les duele perder a los Tigres es contra Rayados. Es una rivalidad natural a muerte, no virtual ni mediática como otros clásicos. En Monterrey vaya que si es difícil conciliar a un Tigre con un Raya. Si me lo permiten podemos darle un sesgo sociológico al asunto, mientras que Rayados (equipo del Tecnológico de Monterrey, Universidad Privada) es el representante de los ideales y aspiraciones de la clase acomodada, los Tigres por su parte, son el opuesto, son el equipo de la Universidad Pública (es un decir, sus verdaderos dueños son otros) y se identifican con las clases medias y con los estratos bajos.

En esta temporada los Tigres no han hecho más que verguenzas. Gaytán y Chamagol están fundidos, los jóvenes no dan el estirón y los refuerzos extranjeros ni quien se acuerde de sus nombres. Se merecen los regios Tigres un equipo así?. Si hubiera una tabla de clasificaciones para las afciones estaría en primer lugar la de los Tigres, hay que reconocerles a estos fieles que han soportado un descenso y nunca abandonaron a los suyos.

Sobra decir que los jugadores y el cuerpo técnico deberían ser el reflejo de sus seguidores: orgullo, pasión, corazón, entrega, coraje y demás adjetivos que son sinónimos de una de las mejores aficiones de México.

Friday, October 20, 2006

Gallos


Gregorio Jàcome Moreno
Tiro Libre

Al principio no se les auguraba otra cosa que el descenso. Estuvieron en Veracruz la primera jornada, se llevaron una goleada de 3 – 0 y miren que para que los Tiburones hagan 3 es que en realidad tienen enfrente a un equipo verdaderamente incompetente. Su crisis futbolística era un reflejo de su austeridad económica. Los Gallos habían venido en camión desde Queretaro, llegaron casi directamente al estadio y a falta de presupuesto para pagar un buen restaurante comieron tortas y refrescos en un Oxxo.

Cuando vieron esta piltralfa de equipo los demás involucrados en el descenso dieron por hecho que se salvarían y se durmieron en sus laureles (Pumas, Santos, Tigres dixit). Es otra la realidad después de la fecha trece. El Querétaro ya se olvido desde hace rato del tema del descenso y quien lo diría, aspira a la calificación. Estamos ante la típica historia de película hollywodense en que un equipo maleta comienza a base de corazón a ganar partidos y llega hasta la final. Para nada.

Lo cierto es que es un equipo sin figuras, sin seleccionados, sin extranjeros de renombre llegados de prominentes clubes de sudamérica, a decir verdad, el equipo se conformo con elementos desechos de otros clubes como Emilio Mora o Johan Rodríguez, o bien con veteranos cuya carrera la veíamos finiquitada como Almirón. Tampoco contrataron a un entrenador con palmarés amplio, aunque Chava Reyes es el hijo de una leyenda del futbol mexicano, no había logrado nada destacado como técnico salvó el haber ascendido a los Gallos. Por si todo esto fuera poco se trataba de jugar en Querétaro, una plaza maldita por los siglos de los siglos en donde los equipos que allí hacen sede están destinados al fracaso.

Los Gallos juegan bien, se les ve orden y ganas, han sacado puntos importantes, pero a decir verdad no son la gran cosa, y sin embargo han hecho más que otros. Lo que pasa que les sobra espirítu. Al no haber individualidades los once se tranforman en un solo cuerpo que se mimetiza en diferentes formas hasta hartar al rival. También hay que decir que estos equipos chicos y ganosos tienen algo en común: siempre les acompaña la suerte como si hubiera angeles en el área chica que hacen que los balones peguen al poste, que el delantero de un paso en falso y no remate cómodo a portería.

Como todo equipo chico que se esfuerza se convierte en favorito sentimental y punto de medida para evidenciar las carencias de los grandes. Por lo demás los Gallos es un equipo que cae bien, representan el origen del juego, cuando todos los dieron por muertos se dedicaron a salir a divertirse, a mover el balón por el simple gusto de que ruede. Y miren, ahí están los resultados. Ahora, hasta llenan la Corregidora y comen en restaurantes.