De Nuevo la esperanza
Diagonal retrasada
Gregorio Jácome Moreno
“El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta” decía el poeta granadino Federico García Lorca, por eso uno cree en el fin de los ciclos, en la renovación permanente, en dejar atrás aquellos lastres que nos tienen atados al suelo para mantener viva la esperanza de un futuro prometedor.
Así lo veo con este grupo de seleccionados que tienen a todo el país con el alma en un hilo, en las mentes y en los corazones de los mexicanos ha renacido la sensación de poder ganar este torneo. Los resultados son sencillamente esperanzadores.
Los marcadores de la selección mexicana son contundentes. Y como no serlo cuando se tiene una idea clara de saber a lo que se esta jugando, de tener el dominio del balón (y por añadidura del juego) el mayor tiempo posible, el asfixiar al rival hasta destruirlo, el recurrir a la garra en cada balón disputado, y no esta demás, en convocar a los dioses de la suerte para que la bola no entre en propia meta.
Decía que hay una idea de juego, un parado evidente sobre la cancha que en la práctica funciona como una maquinita bien aceitada. Con solvencia y liderazgo en la defensa, seguridad en la portería, unos volantes que suben y bajan por la banda y los contenciones que juegan como si se conocieran desde infantiles. Hay contundencia arriba y sobre todo gol y hambre de triunfo.
Todo ello se complementa con el trabajo y la personalidad de la dirección técnica, hablamos de un entrenador humilde, con una excelente relación con la prensa y que trabaja muy bien la psicología de sus jugadores para hacer de la selección un equipo ganador.
Nuestra selección se siente cómoda en esta clase de torneos. El próximo jueves tiene enfrente a un enigmático rival como lo es la selección de Congo, el entrenador Jesús Ramírez suele estudiar muy bien a sus adversarios y seguramente planteara un esquema indescifrable para los africanos. La esperanza de que otra vez saldremos campeones del mundo, como la había hace dos años en Perú, es lo último que deberá perderse en Canadá.
Así lo veo con este grupo de seleccionados que tienen a todo el país con el alma en un hilo, en las mentes y en los corazones de los mexicanos ha renacido la sensación de poder ganar este torneo. Los resultados son sencillamente esperanzadores.
Los marcadores de la selección mexicana son contundentes. Y como no serlo cuando se tiene una idea clara de saber a lo que se esta jugando, de tener el dominio del balón (y por añadidura del juego) el mayor tiempo posible, el asfixiar al rival hasta destruirlo, el recurrir a la garra en cada balón disputado, y no esta demás, en convocar a los dioses de la suerte para que la bola no entre en propia meta.
Decía que hay una idea de juego, un parado evidente sobre la cancha que en la práctica funciona como una maquinita bien aceitada. Con solvencia y liderazgo en la defensa, seguridad en la portería, unos volantes que suben y bajan por la banda y los contenciones que juegan como si se conocieran desde infantiles. Hay contundencia arriba y sobre todo gol y hambre de triunfo.
Todo ello se complementa con el trabajo y la personalidad de la dirección técnica, hablamos de un entrenador humilde, con una excelente relación con la prensa y que trabaja muy bien la psicología de sus jugadores para hacer de la selección un equipo ganador.
Nuestra selección se siente cómoda en esta clase de torneos. El próximo jueves tiene enfrente a un enigmático rival como lo es la selección de Congo, el entrenador Jesús Ramírez suele estudiar muy bien a sus adversarios y seguramente planteara un esquema indescifrable para los africanos. La esperanza de que otra vez saldremos campeones del mundo, como la había hace dos años en Perú, es lo último que deberá perderse en Canadá.
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