Levine

Tuesday, February 06, 2007

Liverpool de USA


Tiro Libre
Gregorio Jácome Moreno

La noticia ya no sorprende aunque no deja de causar una sensación molesta. Quizá los nombres de los empresarios Tom Hicks y George Gillet suenen conocidos dentro de la liga de Hockey sobre de hielo (NHL) o en las grandes ligas de béisbol, a ambos se les ubica fácilmente como los dueños de los Dallas Stars y de los Rangers de Texas, pero sus apellidos son inconcebibles en el mundo del soccer, más aún en el de la Liga Premier de Inglaterra. Pero ya no más. Son a partir de hoy los nuevos dueños del Liverpool, el legendario equipo del puerto al que compraron por 265 millones de euros.

Los Reds como institución son algo más que un mero negocio, tienen en sus vitrinas más trofeos de liga que ningún otro equipo en la isla, saben lo que es la gloria de ganar la Champion´s y conocen la tragedia escenificada en un estadio como el de Heysel. “Nunca caminan solos” pero los malos manejos de la directiva saliente hizo caer a la organización en una serie de deudas impagables.

Como en cada compra de equipo sobran las promesas: “ratificaremos a Rafa Benítez”, solo faltaba que lo corrieran, “construiremos un nuevo estadio en 335 millones de euros”, ¿y demolerán Anfield?, “compraremos jugadores de calidad para ganar la Liga”, seguramente porque los hombres que ganaron la Champion´s ya no funcionan o porque siguen el ejemplo del Chelsea que a base de cheques se ha hecho del bicampeonato.

Decía que la noticia ya no asusta. Equipos ingleses cargados de historia, de una tradición monumental están siendo comprados sin más por empresarios norteamericanos, un país en donde el arraigo del futbol es pobre, y a todas luces se ve, la intención económica de los nuevos compradores. Hicks y Gillete siguen los pasos de Malcolm Glazer que compro al Manchester United en mil millones de euros y de Randy Lerner que por 95 millones de euros se hizo del Aston Villa.

Hay otros empresarios extranjeros metidos en el futbol inglés, que durante mucho tiempo mantuvo una especie de proteccionismo de sus jugadores y era difícil ver jugadores de otro país ajeno a Bretaña jugar en la Premier. El Chelsea pertenece al millonario excéntrico Roman Abramovitch de origen ruso, el Fulham es del egipcio Mohammed al Fayed, Alexandre Gaydamak empresario franco –ruso compró al Portsmouth y una cooperativa islandesa acaba de comprar al West Ham. A este paso no sería extraño ver al loco Vergara intentado comprar al Newcasttle.

Tampoco quisiera sostener una posición radical en la que defendiera el derecho de los ingleses a ser dueños de sus propios equipos. Pero no deja de ser molesto que un equipo de tanta tradición como el Liverpool caiga en dueños que tienen una nula conciencia futbolística y que ven en el club un marca registrada útil para incrementar sus ganancias. No olvidemos que Hicks es un texano bastante influyente que financió la campaña presidencial de los dos Bush y ahora factura recursos para patrocinar al ex alcalde de Nueva York Rudolph Guillani en sus aspiraciones presidenciales. De estos bichos, como dicen en la religión de mi abuelita, “Dios nos libre”.

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