Levine

Thursday, June 21, 2007

2500



Diagonal retrasada

Gregorio Jácome Moreno

Un presidente se despoja de su vestimenta habitual, rompe el protocolo, se sale de la agenda que sus deberes de estado le imponen, se desentiende de su relación con el poder legislativo, hace un lado los tratados comerciales con los países vecinos y comienza a jugar al futbol.

El presidente del que hablamos se llama Evo Morales y gobierna al país andino de Bolivia. Como nunca en la historia, un primer jefe de estado se ha comprometido tanto con el futbol. Juega cascaritas a cualquier hora del día. Lo hace en señal de protesta por la reciente iniciativa de la FIFA de prohibir partidos oficiales entre selecciones a más de 2,500 metros de altura sobre el nivel del mar.

Evo tiene razones de sobra para alzar la voz, esa desición afecta directamente la principal arma de que tienen sus equipos que es la del desgaste físico de los jugadores contrarios jugando a más de 2,500. Esto no afecta solo a Bolivia, también a Perú cuando juegue en el Cuzco, a Ecuador que juega en Quito y a Colombia.

Por si fuera poco afectar a las selecciones, la FIFA, a quien nada se le discute, también prohibió que los equipos de Quito, Bogota y La Paz jueguen la Copa Libertadores y la Sudamericana como locales. ¿Se puede permitir tamaño atropello? ¿Puede la FIFA tomar tales determinaciones y de pronto decirte que ya no vas a jugar en tu viejo estadio juegos oficiales? La respuesta en sí.

En el futbol también hay intereses obscuros, eso lo sabemos de sobra. Es más que obvio que la medida beneficiara a los países fuertes del área como Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile, que últimamente sufren para calificarse a las Copas Mundiales.

De hecho semejante determinación ha causado regocijo en esos países. Inclusive en una entrevista el técnico de la selección de Venezuela, Richard Páez, aseguró que la decisión del Comité Ejecutivo de la FIFA de no jugar a más de 2.500 metros de altura "beneficiara al futbol”.

Confieso que desconozco a ciencia cierta, cuales son las ventajas o desventajas físicas o anímicas que produce jugar en la altura, las consecuencias médicas o el comportamiento de los fluidos del cuerpo jugando en altitud, lo desconozco. Más sea ello lo que fuere, lo cierto es que coincido con Jorge Luis Pinto, el entrenador de Colombia que ha dicho que “nadie ha muerto por jugar partidos internacionales a más de 2,500 metros de altura”.

En fin, veremos en que acaba este asunto, por lo pronto hay que tener muy presentes que la FIFA, estimados lectores, es un poder omnipresente, nunca se equívoca y sus leyes estarán siempre por encima del derecho internacional y los derechos humanos, su poder económico es el equivalente al del PIB de diez países africanos escogidos al azar. Nadie se le ha enfrentado ni lo hará por los siglos de los siglos. A la FIFA, las cascaritas de Evo le producen sonrisa.

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