Levine

Monday, September 18, 2006

Infierno Azul

Tiro Libre
Gregorio Jácome Moreno

¿Qué sentimiento se habrá apoderado del alma de los aliados que llegaron a los campos de Auschwitz?. ¿Cuál habrá ido el primer pensamiento de aquel que vio el desastre la misma mañana del 11-9 en New York?. Enojo, frustración, impotencia, arrebatos de revanchismo. Tal vez no vaya una cosa con la otra pero en parte sí. ¿Qué es lo que siente un aficionado al futbol cuando su equipo es aniquilado por su rival más odiado? Quienes tenemos la sangre con los colores bien definidos sabemos muy bien la respuesta.

La psicosis colectiva la están viviendo ahora los aficionados de Cruz Azul. Llevaban cinco partidos sin ganarle al América y los jugadores se pasearon en el sábado en la cancha del Azul como si nada, como si no supieran que enfrente estaba el único equipo con el que esta prohibido perder inclusive en los amistosos. No importa si perdiste contra el Querétaro, o con Necaxa, son derrotas que de algún modo se pueden sobrellevar, pero perder contra el América ya duele, para los cruzazulinos es algo así como vivir en un infierno azul interior.

Hay un doble problema en la Máquina, de estrategia y de actitud. Ambos convergen en un jugador que ya no está. El Kikin Fonseca era fundamental en el parado del equipo, como un eje con el Chelito girando alrededor. El equipo, se ve en la cancha, está contagiado de apatía: poca fuerza, poca llegada, una defensa a la que le hacen paredes por el centro, en fin, nula contundencia de sus atacantes: de manera extraña Oscar Pérez remato de cabeza para sacar un mísero empate contra los Tecos, sí, oyeron bien, el Conejo Oscar Pérez que usualmente juega de portero.

Una calamidad esta Máquina que por lo demás hace rato que no gana un campeonato, la directiva ha caído en el error de los grandes, los títulos no se logran en base a la nómina sino a un ingrediente extra, una química rara entre jugador y entrenador. Que es de lo que padece el Cruz Azul hoy día.

Tal vez cuando se estén escribiendo estás líneas se este discutiendo el futuro de Mizrahi al frente del equipo, la fortuna se le ha volteado al heredero de Romano y la historia dice que más de uno se ha ido después de perder contra el América. Podemos decir en su favor, en caso de continuar, que la temporada es aún joven, con ese plantel que tiene todavía es tiempo de corregir la Maquina.

Un amigo cruzazulino de sepa me cuenta que estuvo en New York el 11 de septiembre de 2001, ante el ataque a las Torres dice que sintió coraje, impotencia, miedo quizá, pero hasta ahí, no más. El sábado cuando vio a su equipo perder contra el América sintió todo eso, pero además, las lagrimas se le salieron. Tal vez no vaya una cosa con la otra pero en parte sí.

Tuesday, September 05, 2006

El hobbit de la Comarca



Tiro Libre
Gregorio Jácome Moreno

Cuando los otros diez jugadores llegaron a la Comarca él ya estaba allí. Chaparrón y canoso, no hay mejor apodo a Rodrigo Ruiz que el de "Pony". Es uno de los extranjeros más rentables que han venido a jugar a México, el chileno ahora naturalizado mexicano ha puesto en las tablas de goleo a más de un delantero, por ejemplo Jared Borgetti, que sin los centros medidos del Pony no sería lo que es.

Llegó hace 12 años, en 1994 cuando Salinas aún era Presidente, y ahí sigue el Pony recorriendo una y otra vez la banda, y centrando una y otra vez un balón que busca el cabezazo letal. Una jugada tan previsible (desborde – centro) no ha podido ser detenida por una generación de defensas a lo largo de dos sexenios. El juego del Pony no se explica así mismo sin una dualidad dialéctica que en este caso viene a ser el centro delantero en turno: tesis – antítesis – gol.

De la Unión Española de Chile pasó al Puebla, de ahí al desaparecido Toros Neza, aquel equipo sui generis que se pintaban los pelos comandado por el turco Mohamed. Ahora ya va para siete años con Santos donde ha sido campeón y nominado más de una vez como mejor jugador extranjero por no decir líder en asistencias y jugador que más punto a cosechado para la causa.

Sorprende su regularidad, nunca se cansa, se sacude defensas y todavía llega al fin del terreno con la fuerza suficiente para enviar el centro. Pareciera un jugador anacrónico en los actuales sistemas donde ya no hay extremos y se juega con un punta. Sine embargo, el Pony se clava en el pasillo del 9, estratégicamente es valiosísimo: impide la salida del carrilero contrario. Si a eso le sumamos que normalmente llegan a marcarlo dos o tres jugadores, ello deja espacios vacíos para que sus compañeros se muevan con soltura.

Pues este es a grandes rasgos Rodrigo el Pony Ruiz, el jugador más consistente en los últimos años en México, es de la estirpe de los Aguinaga y de los Cardozo. Bajito como un hobbit es de esos jugadores que parecen eternos. ¿Seguirá ahí el Pony mañana cuando despertemos?.