Levine

Thursday, October 20, 2005

Suan y Badir

Tiro Libre
Gregorio Jácome Moreno

Aunque sea por efímeros momentos en Africa, en Colombia, en la ex Yugoslavia, el futbol nos ha demostrado que puede ser una vía útil para pacificar adversarios políticos, étnicos o raciales. ¿La paz mundial gracias al futbol?. No deja de ser una utopía que en países como Israel dura solo noventa minutos.

En los próximos meses se hablará mucho de los países calificados a Alemania 2006. Esta vez dedico el comentario a un equipo que no calificó: Israel. A pesar de permanecer invicto en toda la eliminatoria fue superado en puntos por Francia en la última jornada. Pero no solo eso, la selección de Israel tiene en sus filas a dos jugadores de origen Palestino, quien conozca de geopolítica entenderá lo que significa que Abbas Suan y Walid Badir defiendan la camiseta de la selección israelí y a punto estuvieron de consagrarse héroes de haberse consumado la calificación.

Lo malo es que Israel se elimina con equipos europeos y no con asiáticos cual le correspondería geográficamente. Ello es por razones obvias, se imaginan todo lo que desataría un partido Israel – Líbano o un Israel – Irak, el futbol traspasa las fronteras blancas que delimitan la cancha. Si los israelíes se eliminaran con asiáticos seguramente los veríamos en Alemania el próximo año.

Árabes y judíos unidos por el futbol, palestinos e israelíes jugando en una cancha por una misma causa, les juro que es cierto. Estos fanáticos de la religión también lo son del futbol. Abrazados unos con otros celebraron el gol que Suan le hizo a Irlanda y el que le marcó Badir a Francia. "Los deportistas somos un ejemplo de que existe otro camino, el de la amistad y el diálogo. Estamos haciéndolo mejor que los políticos. La buena voluntad puede perdurar", comenta Suan a quien sus compañeros israelíes consideran como "de los nuestros".

La lucha por Tierra Santa se remonta a siglos antes de Cristo, en la actualidad no pasa un día sin que las noticias reporten un incidente bélico entre ambos pueblos, los judíos y palestinos obligados a convivir en un mismo territorio en guerra declarada a perpetuidad.

Por ello no faltan los extremistas palestinos que acusan a Suan y Badir de traición por defender los colores de Israel, ni tampoco los fundamentalistas judíos que no aceptan en la selección nacional a los jugadores de origen palestino. Lo bueno es que estas disputas se olvidan cuando la pelota gira y el futbol sirve de pretexto para abrir posibilidades de concordia entre ambos pueblos.

Uno sueña y espera que las cosas cambien en Medio Oriente. Es triste ver que Suan y Badir permanecen en silencio mientras los demás entonan el himno nacional israelí, por supuesto, no pueden cantar versos como este: "Mientras en lo profundo del corazón palpite un alma judía…". No hay nada en el himno que mencione a los árabes israelíes, la minoría étnica reprimida que vive en Tierra Prometida. Gracias al futbol nos dimos cuenta de que árabes y judíos pueden convivir en paz, lástima que sea solo en el futbol.

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