Levine

Tuesday, November 23, 2004

Transparencia partidista*

Gregorio Jácome Moreno

En las democracias modernas los partidos políticos desempeñan funciones susutanciales de impacto a la ciudadanía. Elaboran plataformas políticas que se traducen en programas y acciones de gobierno, acuerdan puntos transcendetes suceptibles de ser debatidos dentro de la agenda legislativa, propician movilizaciones y actúan como gestores de las demandas ciudadanas, en síntesis, los partidos operan a manera de instituciones de enlace entre el Estado y la población en general.

Los partidos políticos dentro de un régimen como el nuestro necesitan contar con ciertas características a fin de ser compatibles con la gobernabilidad y la eficiacia gubernamental. Pienso en algunas de estas cualidades: deben ser representativos de los intereses que afectan a las mayorías y las minorías, mantendrán apertura para dialogar y consensar con otras fuerzas políticas y órganos de gobierno, serán estables en su vida interna y sobre todo, darán a la ciudadanía y a los propios militantes muestras de credibilidad y transparencia.

En este último punto me detengo para resaltar que la transparencia partidista no tiene que ver precisamente con el uso y manejo de los recursos económicos y materiales, aunque es parte fundamental, hablar de transparencia significa, entre otras cosas, poner enfásis en la consecución de una democracia auténtica, legal y legítima al interior de los partidos, de respeto al militante, de hablar con claridad y precisión a la ciudadanía, de cumplir con las expectativas y compromisos generados dentro de un proceso de elección, así como de portar con honestidad y espirítu de servcio cualquier cargo administrativo y político dentro de la estructura orgánica de cualquier partido.

Cumplir con estos planteamientos produce irremediablemente un efecto de credibilidad y por tanto de legitimidad ante el militante y en el ciuadadano común que es a su vez un elector en potencia. El vínculo con los sectores de la población a los que se aspira convencer debe concretarse dentro de un marco de participación deliberativa que concilie los intereses de grupo o facción al interior de los partidos. He oído decir a Luis Carlos Ugalde, Presidente del Intituto Federal Electoral que: “un partido con una vida interna democrática y participativa estará en mejores condiciones para sintonizar con los electores a los que pretende convencer”.

Por otra parte, un tema a debatirse en los próximos días es el que se refiere a la transparencia de las finanzas de los partidos políticos. El financiamiento de los partido en México es de carácter público, ello garantiza la competencia y ayuda a que partidos con bajo preuspuesto propio participen en las contiendas y oferten su propuesta política. Sin embargo, también hay un cierto margen a que las campañas y las actividades partidistas en general sean financiadas por aportaciones privadas, que aunque válidas, nunca dejan de despertar en la ciudadanía cierto olor a desconfianza. Un sistema de fiscalización a tales recursos contribuiría a eficientizar el destino de los mismos.

Finalmente, México se encuentra en una etapa crucial dentro de su historia, en un proceso de transición que advierte la necesidad de estar acorde con las grandes tendencias mundiales: económicas, políticas y sociales. Ante esta realidad, el fortalecimiento de un sistema de partidos ayudaría a enfrentarla con mejores resultados, la transparencia partidista es parte esencial del proceso.

*Artículo publicado en "Crónica de Xalapa", Martes 23 de Noviembre 2004