Frida va al mercado*

Gregorio Jácome Moreno

El icono de la pintora Frida Kahlo se ha convertido en un negocio prospero para quien lo emprende. Mujer de cejas pobladas, rostro y aspecto enigmático, de atuendo folclórico insustituible, con indistintas preferencias sexuales, rodeada siempre de grandes personajes del siglo XX como Diego Rivera y León Trosky. De un tiempo a la fecha a proliferado un variado comercio entorno a la imagen de la pintora mexicana: aretes, llaveros, rebozos con la clásica firma de Frida, son artículos que tienen un mercado aceptable como los tatuajes copiados de algún autorretrato.

Magdalena Carmen Frida Calderón Kahlo nació en Coyoacán en 1907, su padre fue un fotógrafo judío de nombre Guillermo Kahlo. A los 16 años cuando Frida estudiaba en la Escuela Nacional Preparatorio un sufrió un trágico accidente que la mantuvo en cama, durante su recuperación comenzó a pintar su primeros cuadros. Desde luego, la obra de Frida no pertenece a una misma escuela pictórica, en sus inicios de observan tendencias hacia el genero realista (pintó calles, flores, amigos) posteriormente agrega elementos oníricos combinados con sus famosos autorretratos, en donde resaltan aquellas expresiones dolorosos que marcaron su vida. Hay quien afirma que la obra de vida se acerca más al surrealismo.

Lo cierto es que en toda la obra de Frida, se afirma en todo su esplendor la identidad mexicana. Influenciada por su esposo el muralista Diego Rivera, con quien contrajo nupcias en 1929 y se divorcio en 1940 para volverse a casar un año después. Frida Kahlo participó en exposiciones memorables como “Mexique” de 1939 en la galería Renout el Colle de París y en la “Exposición Internacional de Surrealismo” en 1940 en la Galería de Arte Moderno de la ciudad de México. Parte de su obra se encuentra actualmente en importantes museos como el de Arte Moderno de Nueva York y el Georges Pompidou de París.

Pero volviendo al fenómeno comercial de Frida, sus pinturas y autorretratos se cotizan en millones de dólares en las subastas de arte. Se ha convertido en una especie de moda casera alojar una replica de algún autorretrato de la pintora con esa mirada entre irónica y complaciente como se aprecia en “Collar y mono” o en “Pensando en la muerte”.

A la fecha se han filmado dos películas en donde se pretende narrar la vida de nuestra artista, una protagonizada por Ofelia Medina y la otra, más reciente, por Salma Hayek. Si bien es cierto que una película nunca va a alcanzar la realidad en ambas producciones apenas si se logra advertir la mujer, controvertida, mutilada, engañada, soñadora infatigable, artista excepcional que fue Frida Kahlo. Ahora se ha vuelto un capricho comercial, al igual que el “Che” su icono esta ya instalado en la posteridad.

*Artículo publicado en "Crónica de Xalapa", 02 de Noviembre de 2004