Levine

Tuesday, October 26, 2004

San Juan Teotihuacán*

Gregorio Jácome Moreno


El conocimiento de nuestro pasado prehispánico nos acerca a la reflexión de que es lo que somos y lo que queremos como nación. Aunque con ciertos matices, partimos del hecho de que en el lugar que actualmente ocupa México se asentaron pobladores que al paso de miles de años desarrollaron culturas monumentales con una estructura política y religiosa bien sustentadas en avanzados sistemas de creencias. Además nuestros antepasados construyeron trazas urbanas con una orientación calculada de acuerdo a los astros celestes, portadoras de un conocimiento científico avanzado elaboraron calendarios precisos que, entre otras cosas, determinaban la época de siembras y cosechas.

Un ejemplo de estás ciudades prehispánicas es Teotihuacán “la ciudad de los dioses”. Allí se encuentran la pirámide del Sol y de la Luna, ambas se hallan comunicadas por la “calle de los muertos”, amplia calzada rodeada de adoratorios, plazas y palacios. Esta ciudad fue un centro religioso y comercial cuyo esplendor ocurrió desde el siglo II hasta el IX de nuestra era, en lo que se conoce como el periodo Clásico de las culturas mesoamericanas. En Teotihuacán se aprecian pinturas de murales que contienen figuras míticas, probablemente dioses, así como vasijas y demás objetos de barro tallados con un sentido artístico que se acerca a la perfección.

Teotihuacán ha sido en las últimas semanas motivo de un número considerable de menciones en los medios de comunicación. Desafortunadamente no por haberse descubierto nuevos hallazgos producto de las investigaciones arqueológicas, sino más bien, por la construcción de una tienda –bodega que ensucia visualmente y daña el conjunto arquitectónico de la mítica ciudad. En todo el país existe un número considerable de ciudades que necesitan de una tienda de autoservicio como Wal-Mart, sin embargo, de pronto no se explica por que los dueños del consorcio transnacional deciden construir una en la ciudad de San Juan Teotihuacán, más aún, dentro del perímetro que comprende la milenaria zona arqueológica.

Coincido con Francisco Toledo, excelente pintor oaxaqueño que se opuso con acierto a la instalación de un Mc´Donalds en el centro de Oaxaca cuando afirma que: “En Teotihuacán se dice que los espacios son sagrados, que toda esa arquitectura prehispánica fue calculada; entonces ¿por qué introducir un elemento totalmente fuera de lo planeado?. Desde las pirámides se van a ver anuncios y neones muy agresivos”.

Siempre he mantenido una opinión racional acerca de la intervención de las empresas transnacionales que invierten sus capitales en nuestro país. Son generadoras de empleos y prestadoras de servicios manteniendo vivas las economías locales y regionales. Lo que ya no es permitido es que dichas macrotiendas se establezcan violentando las leyes mexicanas en este caso particular el artículo 44 del reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, ya que en el lugar en que se esta construyendo se han encontrado piezas arqueológicas. El desarrollo de las actividades turísticas y comerciales en San Juan Teotihuacán es perfectamente compatible con la conservación y reconstrucción de los antiguos sitios ocupados desde hace dos milenios. El patrimonio nacional heredado por culturas ancestrales debe ser conocido, valorado y respetado tanto por los mexicanos actuales como por los intereses extranjeros.

*Artículo publicado en "Crónica de Xalapa", 26 de octubre 2004

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