Levine

Tuesday, September 21, 2004

Vivienda digna*

Gregorio Jácome Moreno

Desde los inicios de la historia, y aún en la prehistoria, el hombre ha buscado refugio de las inclemencias climáticas, ha buscado asilo para sus semejantes más próximos, y también, se afanado en encontrar un sitio seguro en cual pueda resguardar su patrimonio. Estas son solo algunas funciones sociales que cumple la vivienda, la casa, en donde se practican la mayoría de las acciones privadas que son determinantes para la vida cotidiana. La casa, es además el lugar en donde se producen los encuentros, donde la gente se reúne para verse y disfrutar de la presencia del prójimo.

Por tanto, la vivienda satisface una necesidad primaria e ineludible. Cada pueblo con su peculiar cultura ha ideado la forma de construir su vivienda de acuerdo con los elementos naturales al alcance dentro de su entorno ecológico. Naturaleza y arquitectura son inseparables. Por ejemplo, las diferencias son notorias entre las casas habitación del mediterráneo y las de asia oriental, entre las del Africa media y las viviendas europeas, entre las blancas construcciones en el polo norte y las del continente americano. No hay que perder de vista que la vivienda, aún la que se encuentra en la misma zona, sufre alteraciones en el tiempo.

Así, el hombre va modificando el medio geográfico al mismo tiempo que se acopla a las condiciones que este le presenta. Sin embargo, en la actualidad el crecimiento demográfico en los países tercermundistas provoca que este equilibrio se pierda ocasionando dos fenómenos al parecer irreversibles. Por una parte, se daña en gran medida el medio ambiente: el agua, las reservas ecológicas y la fauna son ya escasas, y por otro lado, la densidad de la población ocasiona que un número considerable de habitantes carezca de una vivienda digna y propia de un ser humano.


Si al mediar el siglo XX en México la población que vivía en las zonas rurales era mayor a la que habitaba en territorio urbano, ahora este fenómeno se ha revertido y es mayor la cantidad de gente que vive en las ciudades en condiciones no siempre satisfactorias. La migración interna a las ciudades ha ocasionado que conglomerados humanos se asienten en zonas de alto riesgo, sensibles a las fuerzas de la naturaleza y vulnerables a enfermedades de toda índole. Estas condiciones precarias reducen la calidad de vida a la que aspira todo ciudadano

Además de poner énfasis en el ordenamiento vehicular, que desde luego es importante, los gobiernos municipales deben integrar dentro de su plan de desarrollo municipal, un apartado que contemple la regulación de las viviendas en estado critico de vulnerabilidad, así como la dotación de los servicios indispensables para la sobrevivencia como: luz, agua y drenaje. La normatividad jurídica ampara al ciudadano para residir en una vivienda digna, pero además en un derecho humano que por naturaleza es inherente al hombre.



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