Levine

Monday, March 27, 2006

Amateur

Tiro Libre
Gregorio Jácome Moreno

Hay pocos deportes tan demócratas como el futbol, quizá por esta cualidad es el más practicado en todo el mundo. Sabemos que la FIFA tiene más naciones afiliadas que la ONU, y es que cualquier persona en sanas facultades físicas puede practicar este juego en donde el único indispensable es el balón.

Si vemos, en otros deportes como el basketball difícilmente se podrá sobresalir si no estamos a la altura de 190 centímetros, en el futball americano poco podrá hacer algún flacucho de 65 kilos. Y que decir de las disciplinas prohibidas para las masas como el golf, el tennis, la equitación o el hockey sobrehielo.

Es en el futbol amateur, en el barrio, en la liga municipal, en donde se hace aún más evidente el carácter demócrata del balompié. Allí un magistrado puede ser fauleado por un carpintero, un ingeniero puede compartir la defensa central con un taxista, y un albañil puede organizar a una media cancha integrada por estudiantes e intelectuales.

Solo aquí encontramos filiaciones tan opuestas y que, sin embargo, pueden jugar por una causa común. En mi equipo, por ejemplo, juegan seguidores de Chivas y de América, hay católicos, evangelistas y ateos, pero bien cabrían si fueran musulmanes, judíos o budistas. Hacen causa común, por inverosímil que parezca, panistas de arraigo, priístas de cepa y perredistas de hueso colorado, membretes torpes que se hacen un lado y en la cancha todos nos morimos por el equipo.

En el amateur el futbol cumple su misión de origen. En aquella fase primigenia de finales del XIX, obreros y patrones ingleses llegaron al sano consenso de destinar un día para el esparcimiento y, corriendo detrás de un balón se podía despejar un tanto la mente de la agobiante jornada laboral.

Y así llega uno los domingos al campo: a descargar la adrenalina acumulada durante la semana, a intentar jugadas de ensueño, a fabricar goles letales. También hay quienes a falta de no poder insultar al jefe inmediato en el trabajo, descargan su frustración contra los hombres de negro. El futbol amateur cumple con la función de catarsis social.

Por diferentes circunstancias nadie llegó al profesionalismo, sueño de todo joven que se inicia en estás artes, sin embargo, nadie se puede alejar así nada más del juego.

Hay espíritus menores que opinan que el futbol opera como un embrutecimiento de las masas. Seguramente estas mentes inferiores jamás han sabido de la importancia que es salir campeón de goleo, campeón de liga y campeón de campeones. Es en la liga municipal, en donde uno puede regresar al momento lúdico de la infancia para volver a sentirse, cuando llegan los campeonatos, heróes.

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