Levine

Thursday, May 05, 2005

Liverpool vs Milán

Tiro Libre
Gregorio Jácome Moreno

El estadio de Ataturk de Estambul ya cuenta con el nombre de sus dos huéspedes que disputaran sobre su césped la final de la Champion´s League el último miércoles de mayo. Uno es asiduo protagonista de la final, de hecho hace apenas dos años levanto la Copa de Europa derrotando en penales a Juventus y porta con sobriedad los diseños de Armani en su uniforme rojinegro. El otro, se ha instalado en la final en calidad de colado, contra todos los pronósticos, dejando fuera a los mejores y por tanto, es nuestro favorito sentimental.

Milán y Liverpool medirán fuerzas el la ciudad turca famosa por sus fastuosas mezquitas y atiborrados bazares. Ambos equipos llegan a la final precedidos por una eliminatoria de tintes contrastantes. El Milán parece un club de hedonistas que no hacen nada más que lo necesario para avanzar a la siguiente fase. En la semifinal parecían sentir cierta compasión por todo el repertorio futbolístico del PSV para que en el momento adecuado vía Ambrosini Milán hiciera el gol de la diferencia. De que sirve salir con la cabeza en alto pero con lágrimas en los ojos, o ser elogiados por toda la prensa si al final perdieron el partido, esto le pasó al equipo de Eindhoven que tendrá que esperar mejores momentos para levantar la Copa. Jugaron mejor que el rival, pero la Champions se rige por leyes vedadas para nosotros los mortales.

Si no hay que preguntarle al Chelsea, marcado como amplio favorito sobre los reds de Liverpool. Los pupilos del luso Mourinho se metieron a Anfield solo unos días después de haber conseguido la liga Premier luego de medio siglo de vacas flacas. Con la moral en alto, no supieron decodificar el crucigrama que les planteó Benítez, que por lo demás, ya se los había advertido en la ida en Stamford Bridge. Lampard se quedo flotando delante de los contenciones, cuando a mi modo de ver, podía hacer mucho más daño si se paraba una línea más adelante, es decir, entre los contenciones y los centrales. El Liverpool actual esta muy lejos de ser esa máquina de jugar al fútbol de los setentas y ochentas, con un plantel muy limitado, al técnico español ex de Valencia Rafa Benítez no le queda otra opción más que recurrir al orden en todas sus líneas y apostar por un gol repentino como finalmente ocurrió al inició del juego.

Anfield es un estadio con magia. Los ingleses saben mucho de goles dudosos, se coronaron campeones del mundo en 1966 con un gol que hasta la fecha no sabemos si entró o no. El balón que empujó Luis García para darle el triunfo a Liverpool no se ve con claridad que haya traspasado en toda su circunferencia la línea de gol. La jugada requiere un análisis mayor, cuando Baros encaró al portero Cech a pase de Gerard todos vimos una clara falta del portero de Chelsea, sin embargo, el arbitro eslovaco decidió no marcar el penalti y aplicar la ley de la ventaja, el reglamento dice lo contrario, el penalti anula la ley de la ventaja, y además el portero se tenía que ir expulsado al minuto cuatro del partido. Pero por si las dudas apareció García con instinto de cazagol y toco la pelota solo lo suficiente para que la magia de Anfield le diera el aliento necesario para que ese balón fuera marcado como tanto. En efecto, el Liverpool es un equipo que nunca camina solo.

Para la final mi favorito es el Liverpool que llega a Estambul luego de un largo y sinuoso camino de sufrida eliminatoria. A ello hay que agregar que en el fútbol nunca falta aquél devoto de la superstición que siempre encuentra canales subterráneos entre acontecimientos históricos, ese que ya advirtió que los astros están a favor de Liverpool. En 1978 cuando el equipo rojo ganó su segunda Copa fue electo papa Juan Pablo II y en 1981 cuando conquistó su tercera Copa Carlos se casó con Diana. En este 2005, Benedicto XVI y Camila pueden ser testigos de otra victoria del equipo rojo al pie de las aguas azules del Bósforo.