Levine

Wednesday, April 06, 2005

El fantasma de Heysel

Tiro Libre

Gregorio Jácome Moreno

Hay equipos de fútbol a los que al evocarlos se vinculan irremediablemente a la tragedia, a donde quiera que vayan, en cualquier cancha que se paren. Por eso siempre que se juegue un partido entre Liverpool y Juventus nos vendrá a la mente recuerdos no muy gratos: el fantasma de Heysel presidirá desde las gradas los encuentros. Fue en la final de la UEFA en 1985 cuando en el estadio belga de Heysel murieron 39 seguidores de Juventus y hubo casi 600 heridos. Los causantes, una peligrosa banda de Hooligans, aquellos desperdicios ingleses del siglo XX que hicieron de la violencia su modus vivendi, asemejaban a una horda de bárbaros bretones del siglo XIII. Por si fueran pocos los desmanes de estos residuos sociales, en 1989 interrumpieron a su uso un partido Liverpool vs Nottingham Forest en el estadio Hillsborough de Sheffield, el saldo final 95 aficionados muertos.

El partido de ayer tuvo tintes de reconciliación. El destino siempre caprichoso de la Champion´s volvió a juntar en cuartos de final a estos equipos ahora en el legendario estadio de Anfield. Sabemos que por el puerto de Liverpool salieron al mundo los productos que dieron origen a la revolución industrial del siglo XIX, regularmente eran manufacturados en serie en la ciudad de Manchester en donde el señor Federico Engels tenía algunas de sus empresas. Liverpool es la cuna de la betlemanía, el turista común no deja nunca de visitar “the cavern”. Pero también esta ciudad cuenta con un equipo de fútbol mejor conocido como la armada roja que alguna vez fue temida en toda Europa en tiempos de Bill Shankly y Kevin Keegan.

Pues bien, la armada roja expuso ayer todas sus armas y saco un triunfo de 2 –1 ante Juventus, que sin embargo, no es ninguna garantía para avanzar a la siguiente fase. Sobretodo conociendo a los de Turín. El equipo de la fábrica de automóviles FIAT es un viejo lobo de las canchas, conoce bien los tiempos del fútbol y sabe hasta donde debe desgastarse, seguramente en el juego de vuelta harán lo suficiente para ganar y no más. El espectáculo no esta en su naturaleza, fiel a los colores blanco y negro de su camiseta juegan un fútbol fúnebre. Al principio dejan que el rival se divierta sin que le llegue a faltar al respeto a su jerarquía de equipo grande, los conciente y el momento adecuado les clava el aguijón que frustra sus aspiraciones. De toda Italia me parece que el equipo de la “Vecchia Signora” es el que mejor ejecuta el libreto del “catenaccio” ortodoxo.

El noruego Hyppia remato con la zurda para el primer gol de Liverpool, 15 minutos más tarde, el español Luis García saco una parábola de media distancia imposible de detener. El 2-0 hubiera sido un buen resultado para el equipo rojo, le abriría margen de estrategia para el juego de vuelta al técnico Benítez pero el portero Carson pagó cara su novatez y se venció ante un cabezazo de Cannavaro que de lejos parecía detenible.


El público que asistió a Anfield debió haber salido satisfecho con su equipó a sabiendas de que la vuelta en Turín no será fácil. Quizás en algún tunel de acceso se encontraron seguidores de uno y otro equipo, quizás se tendieron la mano en señal de amistad, más no de olvido, el fantasma de Heysel continua en las tribunas.