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Friday, July 23, 2004

Kant y la geografía*

Gregorio Jácome Moreno

Emmanuel Kant (1724 –1804) es el gran filosofo de la razón considerado por algunos como el padre de la cultura moderna, pertenecía a una familia modesta y religiosa, llevó una vida sencilla y metódica en Koningsberg ciudad de la que nunca salió en sus 79 años de vida. Contemporáneo de Goethe y Herder, Kant recibió en sus primeros años como filosofo una fuerte influencia del empirismo de Locke y Hume.

Kant llega así a concentrarse en los objetos de la razón, de sus limites y alcances y concibe “La crítica de la razón pura” (1781), aclárese que por “pura” se entiende conocimiento independiente de la experiencia o como le gusta decir a Kant “a priori” en contraposición a “a  posteriori”, es decir, aquel conocimiento basado en la experiencia. En este libro el filosofo se plantea tres preguntas fundamentales: ¿cómo es posible la matemática pura?, ¿cómo es posible la física pura? y ¿es posible la metafísica?. Mientras las ciencias exactas ya han encontrado progreso y consolidación, la metafísica todavía no, y es lo que Kant se propone y determina una nueva forma de plantear los problemas filosóficos. Kant dice que las cosas no pueden conocerse tal como son, están sometidas a un tiempo, a un espacio y a ciertas categorías. Cuando yo quiero conocer algo, modifico la “cosa en sí” y la transformo dentro de mi subjetividad, en ese momento no estoy conociendo las cosas sino los fenómenos, decía.

Después Kant escribe “La critica de la razón practica” (1788) y “La crítica del juicio”  (1790). Aquí hay que aclarar que cuando el criticista Kant habla de la “razón pura” y de la “razón práctica” estas no se contradicen así mismas, el adjetivo “puro” se refiere a ambas solo que una es de carácter teórica y la otra práctica. Estos tres textos son densos tratados filosóficos de los cuales el lector común no que da entusiasmado como al leer una novela sino más bien angustiado por lo incomprensible de los mismos.

Sin embargo, no todo en Kant es complicado. En 1802 apareció una “Geografía física” que consiste en una recopilación de los apuntes de las clases de geografía que el filosofo prusiano había impartido en la Universidad. Con enorme imaginación y técnica sensacionalista Kant hablaba a sus alumnos de hechos absurdos e inverosímiles ocurridos en latitudes lejanas, como cuando cuenta de una anciana americana que se conservaba lúcida a sus 175 años, o la increíble historia de un hombre que se sumergió 5 días al fondo del mar alimentándose de peces, además, sorprendía cuando aseguraba que la diferencia de tiempo entre una ciudad y otra era de 2 horas, 44 minutos y 29 segundos.

Si bien es cierto que Kant hojeaba las láminas de Blumenbach y estaba pendiente de los escritos de Alejandro de Humboldt, como mencione antes, Kant jamás salió de Koningsberg. Con razón afirmaba que: “todo conocimiento empieza en la experiencia pero no todo conocimiento se funda en la experiencia”, pero se equivocaba en sus apreciaciones el maestro de geografía cuando habla del hombre americano a quien considera de naturaleza perezosa y a excepción de los indígenas peruanos y mexicanos los demás no sabían contar más de tres y eran incapaces para el pensamiento abstracto. Nada más falso, sin duda Kant nunca leyó la Historia Antigua de México de Clavijero publicada en Italia.

Lo que si es verdad es que Kant es el primer sistematizador de la enseñanza de geografía en las universidades alemanas. El hombre es un ser limitado si no conoce el entorno físico, ecológico y social en el que habita, para Kant la cátedra de geografía significaba a prender a conocer “el gran laboratorio de la naturaleza, sus instrumentos y sus tentativas”. 

*Artículo publicado en "Crónica de Xalapa", Martes 2o de Julio de 2004
   

 

1 Comments:

At July 21, 2009 at 3:53 AM, Blogger Antón Uriarte said...

A qué ciudades se refiere ?

muchas gracias

 

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